Podría parecer, por el simple hecho de tener en el titulo la palabra “ornitológico”, que este pequeño artículo versa un tema muy serio o solemne cuando se trata, simplemente, de gente a la que le gusta observar pájaros y quizás fotografiarlos y hasta estudiarlos, intentando comprender cómo es su relación con el medio natural que los rodea, del que son parte, como nosotros.
Pero básicamente a estos pajareros* lo que les gusta hacer es contemplarlos, a menudo durante horas en largas jornadas de campo: cómo vuelan o se cortejan, cómo acechan a sus presas o pugnan por un pequeño territorio.
Las aves y cómo viven. Y algunos de nosotros y nosotras a menudo atentos a ellas, pero el resto de la sociedad, más frecuentemente, completamente ajena a su belleza, a los problemas que ocasionamos en ellas y, sobre todo, sordos al grito de alarma que nos envían a diario sobre la deriva del clima global que nuestra sociedad ha ocasionado y que parece no queremos o no sabemos corregir. Más bien lo primero.
¿Por qué las aves no dejan indiferente a nadie?
Porque son, sencillamente, extraordinarias.
Más allá de sus fantásticos patrones de colores, los (casi) inexplicables mecanismos de orientación o las increíbles ventajas adaptativas que los cambios en la forma de picos, longitud de patas o porosidad en los huesos han otorgado a las miles de especies distintas de aves que existen en el planeta, la admiración que su observación y estudio genera en millones de personas en todo el mundo ha dado lugar a una pasión que, por sí misma, motiva el desplazamiento de estos entusiastas de los pájaros, en ocasiones entre países o continentes distintos, con el simple objetivo de ver o fotografiar determinadas especies de aves imposibles de observar en sus territorios de origen.
Quieres un ejemplo de por qué son extraordinarias? Pues lee con atención:
En el mes de mayo de 1822, el conde Christian Ludwing von Bothner abatió con su arma de fuego un ejemplar de Cigüeña común (Cicconia cicconia) en la región alemana de Mercklemburg, próxima al mar Báltico. Pero no se trataba una Cigüeña normal, no. Se trataba de un ejemplar singular debido a la lanza centroafricana que portaba clavada en su cuello. Hasta ese momento se pensaba que muchas especies pasaban el invierno en el fondo de los mares y de los lagos ya que desaparecían de los campos al final del verano para reaparecer la primavera siguiente. Esta Pfeilstorch (cigüeña con lanza clavada en el cuello) fue la primera prueba de que algunas especies realizaban largos viajes migratorios entre Europa y África gracias a complejos mecanismos de orientación que hoy en día apenas comenzamos a entender.
Aves que unen territorios, que conectan personas separadas no sólo geográficamente por miles de kilómetros sino con un ingente abismo cultural, social y económico entre ellas y que, sin embargo, poseen idéntica pasión por los pájaros. Gentes que alzan su vista en marzo para disfrutar con el acrobático y vertiginoso vuelo de los vencejos comunes en Alicante, los mismos ejemplares que a lo largo del año harán disfrutar a personas de Mauritania, Nigeria, Kenya o Mozambique, que observan su paso a lo largo del interminable viaje de 11.000 kilómetros entre sus cuarteles de cría y de invernada y que repiten año tras año de manera incansable.
Claro que las aves son fantásticas. Por supuesto que, cuando las comienzas a conocer, no dejan indiferentes a nadie.
Patrimonio natural alicantino: sorprendente, singular, frágil, único.
El medio natural de la provincia de Alicante es ciertamente excepcional.
Son muchos los factores que encontramos en ella que le confieren unas características únicas, singulares, propias. Una especie de “identidad ambiental” que diferencia el Patrimonio Natural alicantino de otros presentes en el estado gracias a su variedad y riqueza, tanto cuantitativa como sobre todo cualitativamente, que sorprende a visitantes y población local cuando recorren los senderos de sus montañas, que navegan a los pies de los acantilados, que visitan campos de viñas entre parcelas de cereal o pasean entre almendros en flor en febrero o cerezos en marzo.
Los primeros, porque después de décadas proyectando la imagen de una tierra casi exclusiva de sol y playa para venir en vacaciones, cuando conocen la auténtica provincia de Alicante, quedan impactados por su variedad de hábitats. Los segundos, porque habitualmente no son consciente de la riqueza Patrimonial de la misma tierra en la que viven, en parte debido a la elevada transformación que ha sufrido nuestro territorio en las últimas décadas, especialmente en su tramo litoral.
Pese a ello, un Patrimonio ambiental excepcional con un gran potencial para la realización de actividades turísticas responsables, pero también frágil, donde estas acciones a realizar deben tener un componente sostenible destacado, mucho más que en otros ámbitos turísticos de nuestra zona.
La biodiversidad presente en nuestra tierra realmente elevada, de las más altas de Europa. La presencia de especies de plantas endémicas en nuestras montañas de interior, acantilados litorales o zonas de saladar es muy elevada, encontrándose en extensiones de nuestro territorio realmente reducidas mayores cantidades de joyas botánicas que en el conjunto de varios países de la Unión Europea.
Es precisamente esta variedad de hábitats a la que antes hacíamos referencia el motivo principal de la gran riqueza de especies de aves que encontramos en ellos a lo largo del año. Algunas de esas especies poseen una distribución continental realmente reducida, como ocurre con la Cerceta pardilla, la Malvasía cabeciblanca, la Focha moruna, el Alzacolas o el Águila perdicera, amenazadas por sus escasos contingentes y la vulnerabilidad de los ecosistemas en los que están presentes. O como la Collalba negra o el Chotacabras cuellirojo, comunes en nuestro territorio pero escasas en buena parte del continente europeo y, por tanto, interesantes para nuestros turistas ornitológicos.
Hacia un turismo responsable y respetuoso con el medio natural y sus gentes
El turismo ornitológico o birding puede definirse como una modalidad de turismo que se localiza en el medio natural y tiene como objetivo principal el avistamiento e identificación de las aves del lugar, el conocimiento del entorno que las rodea y el hábitat en el cual se mueven. Es respetuoso con el medio ambiente y suele centrarse en zonas rurales, lo que puede significar una aportación socio-económica extra importante para la población. Además es desestacionalizador, ya que los turistas realizan sus viajes en función de la avifauna que desean observar a lo largo del año. Y diferenciador, ya que propone una serie de actividades que sin duda diferencia los destinos que apuestan por estos productos de otras zonas turísticas centradas en la oferta “tradicional”.
Nuestras especies de aves son, sin duda, uno de nuestros valores ambientales más importantes, a la vez que los profesionales de las empresas de Turismo Ornitológico las han convertido, siempre con el máximo respeto en el desarrollo de su actividad, en valiosos recursos turísticos sostenibles.
El número de visitantes que acuden a la Comunitat Valenciana y a la provincia de Alicante con la motivación principal de observar aves aumenta cada año. Por supuesto que también disfrutan del clima y del mar, gastronomía, museos y castillos, fiestas y tradiciones. Pero, en estos casos, se desplazan desde sus lugares de origen con el objetivo principal de ver especies nuevas de aves para ellos y de conocer el territorio en el que viven.
La combinación perfecta de la gran variedad de aves presentes en nuestra zona, junto con el resto de valores ambientales, meteorología y, no lo olvidemos, la conectividad de nuestros aeropuertos y el entramado de alojamientos y equipamientos turísticos de calidad, hace posible que nuestra tierra ofrezca grandes posibilidades para el turismo ornitológico. De hecho, la existencia de la Asociación de Guías Birding de la Comunitat Valenciana es buena prueba de ello. Una asociación que aglutina a los profesionales de la región dados de alta en los listados de ecoturismo de la Consellería de Turismo y realizando un gran trabajo, junto a diversas instituciones, de creación y promoción del producto birding dentro y fuera de nuestra región y del estado español. Apostando decididamente por la comercialización de productos turísticos sostenibles y respetuosos no sólo con las aves, sino también con el territorio y sus gentes, donde el consumo de productos locales y la colaboración con el comercio de proximidad es una realidad tangible, una de las piedras angulares en las que se basan sus experiencias turísticas.
Porque el turismo, o es sostenible en el desarrollo de sus acciones y participa en el dinamización socioeconómica de las zonas donde se lleva a cabo, o no será.
El turismo ornitológico, a día de hoy, no es ni mucho menos la gallina de los huevos de oro que salvará del despoblamiento y el hastío económico a poblaciones del entorno rural de nuestro territorio. Estas deben poder vivir de la almendra, la vid o el olivo, de las cerezas o de la alcachofa junto con la elaboración de embutidos, quesos o conservas, en las actividades económicas tradicionales de nuestro territorio adaptadas a los tiempos actuales, donde se hace imprescindible una redistribución justa de los costes y beneficios, que permitan a los productores y territorios vivir dignamente.
Y es aquí donde este tipo de actividades turísticas responsables, como el birding, colaborarán de manera decidida en el mantenimiento económico de esta tierra y sus gentes, en la mejora de la calidad ambiental de los espacios naturales donde se encuentran no sólo las aves, sino el conjunto de un precioso y singular Patrimonio ambiental que al contrario de lo que podamos pensar, no es nuestro. Nosotros y nosotras somos suyos.
(*) Utilizados habitualmente de manera despectiva hacia los entusiastas de la observación de las aves como sinónimo de “holgazanería o andar vagando por ahí sin ocuparse en cosa útil”, los términos pajarero, pajarera o pajarear fueron incorporados al diccionario de la RAE en diciembre de 2022 como “reconocimiento a una afición que genera empleo y actividad económica, conocimiento científico y contribuye a la conservación de la naturaleza” según la Sociedad Española de Ornitología (SEO).