La Costa del Azahar es el nombre con el que se conoce al litoral de la provincia de Castellón, un tramo de costa mediterránea que combina playas extensas y accesibles con calas más salvajes, pueblos con fuerte personalidad marinera, espacios naturales protegidos y un patrimonio histórico sorprendente. Su nombre procede del azahar, la flor del naranjo, tan presente en el interior y en las llanuras costeras de la provincia.
Desde ciudades históricas como Peníscola, con uno de los conjuntos monumentales más espectaculares de la Comunitat Valenciana, hasta espacios naturales como el Parc Natural del Desert de les Palmes o la Serra d’Irta, la Costa del Azahar ofrece planes muy variados para quienes buscan algo más que sol y playa. En este artículo reunimos algunos de los lugares imprescindibles que ver en la Costa del Azahar, basándonos en visitas y experiencias propias, y siempre desde una mirada respetuosa con el entorno y el turismo responsable que promovemos desde ViveCV.com.
Peníscola y el Castell del Papa Luna
Hablar de la Costa del Azahar es hablar de Peníscola, uno de los destinos más atractivos no solo de Castelló, sino de toda la Comunitat Valenciana. Su casco antiguo, asentado sobre un tómbolo rocoso que se adentra en el mar, conserva intacto ese aire de ciudad mediterránea amurallada que enamora desde el primer paseo.
El gran protagonista es el Castell del Papa Luna, declarado Conjunto Histórico-Artístico, una fortaleza templaria que se alza sobre el Mediterráneo y que fue residencia del Papa Benedicto XIII. Recorrerlo con calma permite entender la importancia estratégica del enclave y disfrutar de unas vistas espectaculares sobre la costa. Más allá del castillo, perderse por las calles empedradas del casco antiguo, asomarse a sus murallas o caminar al atardecer junto al mar es una experiencia que difícilmente se olvida. Muchas familias eligen pasar sus vacaciones en Peñíscola, y es que este destino es ideal para visitar con niños.
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Benicàssim y el Parc Natural del Desert de les Palmes
Benicàssim es conocida por sus playas y su ambiente veraniego, pero muy cerca del núcleo urbano se esconde uno de los espacios naturales más interesantes de la provincia: el Parc Natural del Desert de les Palmes. Este macizo montañoso de tonalidades rojizas ofrece un marcado contraste con el azul del Mediterráneo y alberga un gran valor ambiental, paisajístico y cultural.
El parque cuenta con una amplia red de senderos que permiten descubrir antiguos conventos, ermitas, miradores naturales y una vegetación adaptada a un entorno exigente. Desde muchos de estos puntos se obtienen vistas privilegiadas de la costa castellonense. Es un lugar ideal para practicar senderismo con calma, entendiendo el territorio y respetando un espacio protegido de gran fragilidad.
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La Vía Verde del Mar
Muy ligada a Benicàssim se encuentra la Vía Verde del Mar, un itinerario que recupera el antiguo trazado ferroviario entre Benicàssim y Orpesa. Es una ruta perfecta para recorrer a pie o en bicicleta, apta para casi todos los públicos, y que combina túneles, pasarelas y tramos junto al mar.
El recorrido es un ejemplo de movilidad sostenible aplicada al turismo, permitiendo disfrutar del litoral sin necesidad de vehículo y conectando playas, calas y miradores naturales. Un plan ideal para descubrir la costa de forma pausada y respetuosa.
Alcalà de Xivert, Alcossebre y la Serra d’Irta
El municipio de Alcalà de Xivert – Alcossebre cuenta con dos núcleos bien diferenciados pero complementarios. En el interior, Alcalà de Xivert conserva un interesante patrimonio histórico, mientras que Alcossebre se abre al mar con un ambiente tranquilo y familiar, propio de la Costa del Azahar.
Uno de los grandes atractivos de la zona es el Castell de Xivert, una fortaleza templaria situada en la Serra d’Irta. La ruta hasta el castillo es una de las excursiones más recomendables de la zona, con vistas abiertas al Mediterráneo y al paisaje agreste de este parque natural protegido. La Serra d’Irta es, además, uno de los últimos tramos de litoral prácticamente virgen de la Comunitat Valenciana, con calas naturales y senderos que invitan a descubrirla con respeto.
En el núcleo urbano de Alcalà destaca también el Temple Parroquial de Sant Joan Baptista, de estilo barroco clasicista, cuyo impresionante campanario es uno de los más altos de la Comunitat Valenciana, visible desde muchos puntos del entorno.
Benicarló y su alcachofa con denominación de origen
Benicarló es sinónimo de tradición agrícola y gastronómica, y su producto estrella es la Carxofa de Benicarló, con Denominació d’Origen Protegida. Visitar la localidad es una buena oportunidad para conocer la importancia del cultivo de la alcachofa en la economía y la identidad local.
Más allá de la gastronomía, Benicarló ofrece un agradable paseo marítimo y un casco urbano con vida durante todo el año, alejado del turismo masivo y muy ligado a las costumbres locales.
Vinaròs y la Cala de la Foradada
La Cala de la Foradada, situada en el entorno de Vinaròs, es uno de esos rincones que todavía conservan un carácter más natural. Su nombre procede de la roca horadada que preside la cala y que se ha convertido en su imagen más reconocible.
Es un lugar perfecto para quienes buscan una experiencia más tranquila junto al mar, siempre teniendo en cuenta la necesidad de respetar el entorno y acceder con cuidado, especialmente en temporada alta.
Castelló de la Plana
La capital de la provincia también forma parte de la Costa del Azahar y merece una visita pausada. Castelló de la Plana combina espacios urbanos modernos con un interesante patrimonio histórico.
En el centro destaca el Mercat Central, un edificio modernista donde se respira el día a día de la ciudad y se pueden encontrar productos locales de gran calidad. Muy cerca se alza el Fadrí, el campanario exento de la ciudad, uno de sus símbolos más reconocibles. Subir sus más de 200 escalones por la escalera de caracol es todo un reto, pero la vista desde lo alto recompensa el esfuerzo.
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Costa del Azahar: un destino para descubrir con calma
Como has podido comprobar, la Costa del Azahar de Castellón es un destino diverso, donde naturaleza, historia y tradición conviven a lo largo de varios kilómetros de litoral. Recorrerla con calma, apostando por un turismo responsable y sostenible, permite descubrir rincones auténticos y entender mejor la identidad de la provincia de Castelló. Un territorio que, sin hacer tanto ruido como otros destinos mediterráneos, guarda algunos de los paisajes y pueblos más interesantes de la Comunitat Valenciana.
